miércoles, 25 de noviembre de 2009

Tecnopato en Polonia - Varsovia y Cracovia

Pues la nueva aventura surgió.

Honorato pretendía estar un tiempo descansando en casa, no pensaba volver a viajar hasta el próximo año, pero un día, comenzó a tener unos extraños sueños.

En ellos, aparecía siempre la misma imagen: una especie de mástil negro con una esfera dorada en la punta, sobre la que había un banderín negro. Y detrás, siempre la misma persona, cambiando la rueda pinchada a un coche rojo.

Noche tras noche soñaba lo mismo y Honorato estaba inquieto. Pero un día el sueño cambió levemente, en él aparecía el sombrío paisaje de Auschwitz.

Entonces, Honorato pensó que eso era una señal. Que debía viajar inmediatamente a Polonia.

Y así lo hizo, preparó la maleta, compró el pasaje por internet y cuando iba a salir de casa, su amigo Birria lo vio.

-B.- ¿A dónde vas, Honorato?
-H.- No puedo hablar, ¡¡¡ tengo mucha prisa !!!
-B.- Pero....
-H.- ¡¡¡ Riega las plantas !!!

Honorato dio un portazo y se fue.

Nada más llegar a Varsovia, compró un mapa y se dispuso a ver la ciudad. Vio el casco antiguo, el Gueto Judío y algunos monumentos importantes, pero lo que más le interesaba ver era Auschwitz, para saber por qué motivo aparecía en su sueño.

Cogió el tren hacia Cracovia y se dispuso a investigar. Tras horas y horas de búsqueda, no vio nada que le diera alguna pista, así que decidió volver a Varsovia.

 


Una vez allí, buscó algunos pubs donde hubiera música, para seguir la tradición de vivir las fiestas de cada lugar al que viaja, pero no había mucha variedad. No obstante, Honorato sentía que le faltaba algo. Se pidió una cerveza polaca y de repente, comenzó a agitarse compulsivamente, convirtiéndose de nuevo en Tecnopato. Salió del pub, corriendo y gritando, las imágenes de su sueño se repetían una y otra vez en su cabeza, allí dónde iba sonaba música y la gente empezaba a unirse a él y a bailar. Fue una noche loca.

Al día siguiente, Honorato se despertó en un banco en alguna calle de Varsovia. Miró la hora y vio que tenía el tiempo justo para ir al aeropuerto.

Cuando llegó a casa, se acostó a dormir, pues todavía tenía resaca y ya nunca más volvió a tener aquel sueño.